Chris Van Allsburg
Fondo de Cultura Económica, México, 1999
Hace más de treinta años el Señor Harris Burdick contactó al editor Peter Wenders con el fin de que publicara, una obra literaria, compuesta por catorce historias, cada una acompañada por varias ilustraciones. Encantado con el trabajo del Señor Burdick, Wenders le pidió que se lo dejará ver en su totalidad, puesto que sólo le presentó una ilustración por cada una de las historias. Aunque acordaron verse nuevamente al día siguiente, para desconcierto de Wenders el Señor Burdick nunca llegó, y del resto de su obra nunca se volvió a saber nada. El editor sólo pudo conservar las catorce ilustraciones acompañadas por los títulos y los epígrafes de las historias. Muchos años después Chris Van Allsburg, conoció estas ilustraciones y maravillado por su belleza decidió publicarlas.
Aquel extraño relato es el pretexto alrededor del cual Chris Van Allsburg nos presenta este libro, en el que a partir de catorce inquietantes ilustraciones se plantean una serie de situaciones donde luciérnagas, que en realidad son hadas o duendes, acechan a los niños en la noche; donde un río, que gracias a la acción de alguna fuerza oculta, ha adquirido la consistencia de una densa masa gelatinosa; donde a determinada hora de la noche es posible ser testigo de la aparición de una embarcación fantasma hundida hace ya demasiados años como para recordarla. En todas ellas los elementos propios del mundo cotidiano transitan sutilmente del territorio de la realidad hacia el de lo maravilloso desvaneciendo las fronteras y penetrando un espacio controlado exclusivamente por la fantasía. Esta fantasía es lograda por Van Allsburg gracias al manejo de una técnica narrativa visual que recrea ambientes, paisajes, personajes y momentos que, acompañados por un título y un epígrafe, permiten a cada lector crear su propia interpretación de las historias que aquí se insinúan.
Finalmente no se podrá saber cuáles eran realmente las historias que tenía por contar aquel misterioso Señor Burdick, probablemente las verdaderas historias están en lo que cada uno de nosotros pueda ver más allá de lo obvio en estos fascinantes dibujos, y tal vez el Señor Burdick no sea más que otro personaje salido de estas mismas historias.
Lorena Herrera
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